1. El
español en el mundo y en España
2. Aznar
y el idioma imperial
3. En
2004, cita con el español en Rosario
4. Quique
González, pop en español
5. Toponimia
y viaje, entre Bricia y Bezana
6. Beckham
estudia español
7. Dujos,
Delibes, Grijelmo
8. Los
Beltrán, televisión
panhispánica, y Rafael Lapesa
9. El
español refinado de Andrés
Trapiello
10. Lengua,
traducción y terapia
1.
El español en el mundo y en España
(Madrid,
3 de julio)
En la presentación, esta tarde,
del Anuario del Instituto Cervantes, en
la Casa de América. El salón
de actos estaba lleno, entre el público
se encontraban los alumnos de la Escuela
Diplomática. En esta edición,
el estudio anual del Instituto sobre la
situación internacional del español
se centra en la Europa del Este, el norte
de África e Israel. Entre otros,
ha hablado el secretario de estado de
exteriores, Miguel Ángel Cortés.
Ha dicho que si el español es la
segunda lengua del mundo (¿repetir
una y otra vez esta idea no ayuda un poco
a hacerla realidad?), se debe no al número
de las personas que la hablan o la estudian,
sino al hecho de que exista una Comunidad
Iberoamericana que ha tomado conciencia
de sus intereses comunes.
También ha destacado la continuidad
de estos Anuarios del Instituto (el de
este año trae también ensayos
sobre el español en las nuevas
tecnologías, en el cine y en el
pensamiento filosófico). Tiene
razón. Una iniciativa mantenida
durante seis años y a pesar
de dos cambios de director de la institución
responsable- no es tan habitual en la
administración pública española,
y puede ser objeto de encomio, por extraño
que parezca. Además, los Anuarios
son realmente interesantes y útiles.
Qué casualidad que justo esta
mañana, en el mismo día
en que se ha presentado este diagnóstico
del español en
el mundo, me hablara un joven editor
valenciano de sus dificultades para publicar
en español en
España, concretamente en
Valencia. Me ha contado que allí
es difícil, o imposible, contar
con el apoyo de la administración
autonómica, comprometida exclusivamente
en la promoción del valenciano
y de las ediciones en esa lengua. También
me ha hablado de intereses creados, de
mercados cautivos... Sus palabras me han
transmitido una impresión de soledad
y desaliento. Pero hay mucha inteligencia
y mucha energía creativa en este
hombre. Y también mucha fe -pero
sin engreimiento alguno- en la trascendencia
cultural de su proyecto, que bien puede
desbordar fronteras (y ya ha empezado
a vender en Estados Unidos).
2.
Aznar y el idioma imperial (Majadahonda,
Madrid, 15 de julio)
En su columna de hoy en El
País, titulada Por
rutas imperiales, Miguel Ángel
Aguilar revela o así lo pretende-
la genealogía de algunas
de las ideas más queridas
de Aznar, entre ellas la de la preeminencia
del idioma español. El comentario
viene a cuento de la reciente gira del
presidente español por los estados
hispánicos de Estados Unidos. Dice
Aguilar que para comprender el origen
de esa fijación presidencial hay
que acudir a los hermanos Anson. Sobre
todo a Luis María, quien parece
que, mediados los setenta, fantaseaba
con el gran impulso que recibiría
nuestro idioma si había un Papa
español cuando se celebrara el
quinto centenario del descubrimiento de
América, en 1992. Más tarde,
siendo presidente Adolfo Suárez,
Rafael Anson fue nombrado director general
de Radio Televisión Española
y Luis María Anson presidente de
la Agencia EFE, y los dos hermanos
continuaron afanándose en pro del
idioma español, que ya veían
como punta de lanza de la política
exterior de nuestro país.
El artículo hace referencia también
al que fuera portavoz del primer gobierno
de Aznar, Miguel Ángel Rodríguez,
quien siguió con la cantilena
del idioma español, olvidando,
según Aguilar, que los españoles
no somos los únicos propietarios
de la lengua española, y que por
tanto no podemos pensar que acabaremos
cobrando royalties
a quienes la empleen. Tal vez esté
equivocado, pero creo que, si se acordó
de Rodríguez, el columnista no
debería haber dejado de mencionar
a otros eminentes sostenedores y difusores,
en el entorno presidencial, de la doctrina
sobre la importancia política y
económica del español para
España. A Miguel Ángel Cortés,
por ejemplo, y a otros, relacionados con
la Fundación FAES y con la Nueva
revista de política, cultura y
arte.
Pero, ¿cuál es el segundo
designio ansoniano adoptado
por Aznar? Ni más ni menos, afirma
Miguel Ángel Aguilar, que el de
vertebrar a la comunidad hispánica
de Estados Unidos para que su voto sea
decisivo en las elecciones a la Casa Blanca:
En palabras de Anson, se trataría
de que quien vaya a ser el presidente
norteamericano se decida en La Moncloa.
¿Por qué ambicionar menos?.
No sabe uno a veces si es que uno es muy
tonto o si los hay que se pasan de listos.
3.
En 2004, cita con el español en
Rosario (Majadahonda,
Madrid, 19 de julio)
La noticia, tomada de un despacho de
la agencia EFE, la ha dado Alberto Gómez
Font en el foro Apuntes:
la ciudad argentina de Rosario albergará
el III Congreso Internacional de la Lengua
Española en septiembre de 2004.
Parece que el lema será el que
anunció Fernando de la Rúa
hace dos años, en el último
de estos congresos, el de Valladolid:
El idioma español, las tecnologías
y la nueva integración. Aunque
otra nota periodística se refiere
a un lema distinto: Identidad lingüística
y globalización.
En cualquier caso, se despeja así
la duda que se había extendido
en las últimas semanas en medios
periodísticos de Rosario: cuando
la ciudad parecía favorita para
ser designada como sede del congreso,
se temió que la decisión
final del gobierno argentino favoreciera
a Buenos Aires. Se habló entonces
del tradicional centralismo
del país y hasta de la presión
del voraz centralismo porteño.
Pero el riesgo quedó conjurado:
debieron de servir las gestiones de las
autoridades rosarinas ante Kirchner, el
hecho de que el ministro de asuntos exteriores
de su gobierno sea de Rosario y también
el interés español en que
el congreso tuviera lugar en esta ciudad
de marcada huella hispana. Así
se mantiene el principio de no escoger
como sedes a capitales: Zacatecas 1997,
Valladolid 2001, Rosario 2004..., ¿Cartagena
de Indias 2007? ¿Y por qué
no Santiago de Cuba, Antigua Guatemala
o... Miami? Aunque si ese año el
congreso ha de volver a España,
yo propondría a la ciudad más
bonita del país, Cádiz...
4.
Quique González, pop en español
(Becerril
de la Sierra, Madrid, 24 de julio)
Recital de más de dos horas de
Quique González, esta noche, al
aire libre, en la terraza de un bar de
copas. He ido con Ernesto y con Andrea.
En el público éramos sólo
cincuenta o sesenta personas, el ambiente
era casi íntimo. Como siempre que
le oigo cantar, en vivo o en sus discos,
la sensación de venir asistiendo,
desde hace ya cinco años, al despliegue
de una sensibilidad y de una creatividad
singulares, extraordinarias. Y esto es
un espectáculo siempre fascinante.
En Quique encuentro lo que siempre me
ha maravillado en la música pop
(en mi preferida, al menos), esa capacidad
de levantar un mundo y suscitar emociones
en sólo tres minutos, a veces repletos
de matices que no se cansa uno de apreciar
una y otra vez, verdaderos alardes de
inteligencia y delicadeza o de energía-
sonoras.
Pero la música popular me ofrece
también una de las mejores maneras
de degustar la lengua. Distinta, en cualquier
caso, de las que pueden brindar la lectura,
el cine o la conversación. En las
canciones que canta Quique González,
la lengua, el español, adquiere
un volumen, un cuerpo sonoro particular,
modelado a medias por la calidad de su
voz y por su forma de pronunciar, que
es, según mi gusto, limpia, escueta.
Sencilla y sin adornos, sin efectos. Una
dicción que a mí, además,
no es que me suene familiar por madrileña,
sino que me
da Madrid, es
Madrid, mi ciudad, una forma de haberla
vivido y de entenderla, teñida
de una determinada sentimentalidad. Todo
esto me pasa también con Antonio
Vega (su voz exacta, su voz de plata)
y con el decir grave, sobrio, tan de verdad,
de Enrique Urquijo, siempre presente.
Y uno de los mejores momentos del concierto
ha llegado precisamente cuando Quique
ha cantado al piano, acompañado
por Rebeca, Calles de Madrid,
esa canción nueva, preciosa, que
estará en su próximo disco.
Pero el placer que digo no tiene que ver
sólo con esta ciudad, ni se limita
al español. En el caso del inglés
podría citar dos ejemplos muy distintos
de una forma de cantar que le procura
a la lengua a mis oídos,
al menos- una especial corporeidad o densidad
acústica: la prosodia precisa y
el timbre mate, muy personal, de Roddy
Frame (emocionante en su último
disco, Surf);
y también Leonard Cohen con su
inglés impecable, que tiene, gracias
a la voz y a la dicción, la calidad
de un vino o de un oro viejo.
5.
Toponimia y viaje, entre Bricia y Bezana
(Comillas,
Cantabria, 26 de julio)
Ayer, en el viaje desde Madrid,
hice una parada en Bezana sólo
por la belleza de este nombre (el poder
extraño de la toponimia, con su
capacidad de fascinación). Bueno,
en realidad fue también por el
paisaje, el color limpio de los herbazales
amplios, despejados, la espesura de los
bosques y la impresión de placidez
que transmitía el caserío.
En cualquier caso, si un topónimo
por sí solo puede justificar un
viaje, con mayor razón puede ser
motivo suficiente para un pequeño
desvío y una breve parada en un
viaje.
Son muchos años ya viajando en
coche a Cantabria. Sobre todo a partir
de Burgos capital, cuando se abandona
la autopista, la ruta es una maravilla
tanto por el paisaje como por la toponimia,
o mejor por la conjunción de los
dos. Entre mis preferidos, están
el nombre de este valle, Valdebezana,
y el de la comarca que le precede según
se avanza hacia el norte, Bricia, como
perfumado de brezo. También Turzo,
tan enigmático, o ese otro, ya
en Cantabria, tan propicio para conjeturas
y fantasías narrativas: Vozpornoche.
6.
Beckham estudia español
(Gredilla
de Sedano, Burgos, 1 de agosto)
Lo cuenta hoy Lourdes Gómez en
El País: el secretario de estado
de educación del Reino Unido ha
dicho que, ahora que David Beckham está
en España y ha anunciado que va
a aprender español, va a ser más
fácil promover el estudio de esta
lengua entre los chicos británicos.
Sólo la elige un 8% en la educación
secundaria, frente al 52% de los que estudian
francés y el 21% que opta por el
alemán. David Beckham puede
ser un muy útil representante para
demostrar a los jóvenes que aprender
castellano es cool.
Parece que el gobierno británico
quiere que el español compita
en los colegios con el francés
y el alemán, convencido de que
es la segunda lengua más
hablada, después del inglés,
en el mundo de los negocios, como
dijo hace un mes el propio ministro de
educación. En la información
que le dedicó a este asunto The
Independent a principios de julio,
se atribuía al gobierno del Reino
Unido la preocupación por ese descuido
del español en la educación,
en la medida en que pudiera ir en detrimento
de la capacidad del país
de ganar contratos y comerciar en los
países hispanohablantes.
No dan puntada sin hilo. Otra cosa es
lo que vaya a hacer Beckham en ese Real
Madrid circense, y si no se revelará
más acertada la política...
iberoamericana de fichajes del Atlético
de Madrid (Rodrigo, Novo, ¿Ibagaza?,
¡Simeone!).
7.
Dujos,
Delibes, Grijelmo (Gredilla
de Sedano, Burgos, 3 de agosto)
Esta tarde, ya con el sol muy bajo, hemos
subido hasta el dolmen de las Arnillas
por el camino que discurre paralelo al
arroyuelo de la Granja. Un paraje desolado,
como casi todos los de esta zona. Sólo
hemos visto a un corzo, que se ha detenido
a observarnos en la ladera de enfrente
y luego ha escapado corriendo hacia el
robledal. Arriba, el paisaje grandioso
del páramo, con unas vistas magníficas,
y una soledad y un silencio sobrecogedores.
Pero lo que quería apuntar aquí
era que al principio del camino, adosados
a las paredes calizas de la barranca,
hemos visto unos dujos, colmenas artificiales
con forma de casitas. Según el
diccionario de la Real Academia, este
término es propio de Cantabria,
pero se ve que también se emplea
en Burgos, al menos en esta comarca. Lo
hemos encontrado escrito en la guía
de senderos que compramos ayer en la oficina
de turismo de Sedano. Seguro que también
lo ha utilizado en alguno de sus libros
Miguel Delibes, que según nos han
contado está pasando aquí
el verano, como todos los años
desde hace treinta (cada día, al
pasar por delante de su casa, albergamos
la esperanza de cruzarnos con él,
y no pudiendo saludarle de otra manera,
le enviamos mentalmente nuestros respetos
y nuestra admiración de lectores
agradecidos).
Quien sí escribió esta
palabra fue Álex Grijelmo, precisamente
en la entrevista que le hizo a Delibes
aquí, en Sedano, hace ahora trece
años (se publicó en El
País el 2 de agosto de 1990).
Una entrevista que, según contó
luego él en El
estilo del periodista, constituyó
una de sus mayores satisfacciones profesionales:
Todo esto lo cuenta [Delibes] mientras
recrea su mirada en la hornillera y en
los dujos donde habitan las abejas, o
cuando observa la humedad de los tallos
del rastrojo.
- Don Miguel, ya casi nadie sabe esas
palabras.
- Es una lástima, dentro de poco
tendrán que leer los libros con
diccionario.
Es otro de los placeres de acercarse
a los orígenes. A veces se escuchan
en Sedano palabras cuyo significado ignoramos.
Pero suenan tan bien que da gloria oírlas.
8.
Los
Beltrán,
televisión panhispánica,
y Rafael Lapesa (Málaga,
7 de agosto)
Me he aficionado a Los
Beltrán, una comedia televisiva
de Estados Unidos grabada originalmente
en español, y que han empezado
a emitir en España. Me resulta
divertida, aunque reconozco que es un
humor muy elemental (no sin algunos buenos
chistes y situaciones muy graciosas).
Pero sobre todo me interesa desde un punto
de vista lingüístico, por
la convivencia, en los diálogos,
de tres o cuatro variedades del español:
principalmente el español cubano
de la familia protagonista, afincada en
Burbank, Los Ángeles, y el español
mexicano de otro par de personajes, pero
también el español gringo
de un joven vecino estadounidense y el
español madrileño de su
pareja, trabajosamente imitado por un
actor que se nota que no es de Madrid,
ni siquiera de España, y que se
esfuerza en reproducir nuestro ceceo y
nuestras eses plurales.
Así, la serie ilustra un modelo
lingüístico muy diferente
del de otras producciones televisivas
del ámbito hispánico que
buscan un español neutro:
que no se noten demasiado los rasgos del
habla de un sitio determinado y todo suene
indefinidamente latinoamericano,
con el fin de que se acepte el producto
en todos los países hispanohablantes
sin que en ninguno se rechace por percibirse
como demasiado extraño. No, en
Los Beltrán
se ha optado por dejar que cada uno hable
como habla, con su acento y sus particularidades
léxicas y gramaticales, sin ocultar
los localismos (el muchacho mexicano salpica
con sus lana, bato
o quihúbole habituales
sus diálogos con los suegros cubanos,
sin que estos muestren extrañeza
alguna ni problemas de comprensión).
De esa manera, la telecomedia refleja
bien un viejo ideal de unidad lingüística
del español. El que se basa, no
en la selección y el empleo de
un mínimo denominador común
a todos los dialectos del idioma, sino
en el respeto y el conocimiento de las
variedades distintas a la de uno, hasta
llegar a considerarlas propias. Como lo
que proponía Rafael Lapesa en su
lema de la comprensión mutua: Hablo
español, y no considero ajena a
mí ninguna modalidad de habla hispánica.
9.
El español refinado de Andrés
Trapiello (Málaga,
10 de agosto)
He terminado el último volumen
de los diarios de Trapiello, El
fanal hialino, que tenía
reservado para este verano desde que se
publicó, hace dos o tres meses.
La suya me sigue pareciendo una de las
mejores prosas del país, fluida,
matizada, sencilla y refinada al mismo
tiempo. Muchas veces ha declarado él
su adhesión al principio cervantino
de la llaneza del estilo, de escribir
como se habla. Es conocida su aversión
a lo que Juan Marsé llama la prosa
sonajero, tan preocupada de buscar
efectos, y su rechazo del retoricismo
y lo altisonante. Frente a eso, prefiere
la estirpe de quienes, más atentos
a crear
vida con la escritura, lo han intentado
sin engolar la voz, sin recurrir a un
estilo ampuloso o demasiado estupendo,
sin preciosismos. Cervantes, Galdós,
Baroja (aunque en El
fanal hialino, Trapiello habla
de su barojismo como de algo pasado).
Hasta el punto de que creo haberle descubierto
en más de una ocasión algún
desaliño estilístico voluntario,
precisamente como recurso de estilo que
ayude a dar esa impresión de llaneza
y naturalidad.
Pero Trapiello escribe bien, muy bien,
y su prosa es todo menos descuidada. En
la amplia paleta de sus recursos expresivos
destaca la plasticidad de su español,
la riqueza de su vocabulario. Ahora bien,
es una riqueza auténtica, genuina,
no espuria ni sobrevenida, y como tal
no ostentosa. Es decir, no se exhibe en
alardes de pirotecnia verbal, con frases
recamadas de rutilante pedrería
léxica..., sino que se muestra
contenida, y se expresa de otras formas:
la capacidad de atinar con la palabra
justa o la de elegir, entre las opciones
posibles, la que tenga más sabor,
o el sabor que más le interese
darle a la página. Algunas veces
serán términos con un regusto
popular, o rústico, o castizo,
o poético, pero casi siempre desusados
o inusuales, los que se engarzarán
en esa escritura llana y sencilla, sin
que resulte forzado.
Así que no me parece que Trapiello
sea redicho ni pedante cuando escribe
binza
o peteretes,
cuando confiesa dedicarse al cazcaleo,
describe los ampos
de la nieve o se refiere a un tabaque
de ciruelas. Porque esas palabras, y la
forma en que están usadas -junto
con otros recursos, sus comparaciones
y sus metáforas, por ejemplo-,
hacen del suyo un español refinado,
sí, pero con el refinamiento y
la elegancia de lo sencillo y bien escogido.
10.
Lengua, traducción y terapia
(Majadahonda,
Madrid, 19 de agosto)
Ha venido Alfonso a cenar a casa. Como
siempre pasa con él, la charla
ha sido relajada e instructiva, muy agradable.
He olvidado decirle que llevo unos días
leyendo su tesina sobre traducción
y terapia, tan rica y tan amena como su
conversación. En ella va desgranando
las similitudes entre los oficios de traductor
y de terapeuta, que conoce muy bien. Y
lo hace sin renunciar a la teoría
y a la densidad conceptual (en algunos
pasajes el lector profano, desconocedor
de la Gestalt,
puede perder pie), pero refiriéndose
continuamente a su experiencia, a su vida,
con citas, recuerdos, poemas y anécdotas.
Como esa del terapeuta en cuya tarjeta
de visita había una errata: Teraputa
transpersonal, decía, revelando
tal vez el subconsciente de algunos colegas
que se quejan de estar siempre de
servicio.
La próxima vez que nos veamos,
le diré que uno de los apartados
que más me han gustado ha sido
el que le dedica al lenguaje orgánico,
que es el que surge del cuerpo y
no de la mente: el lenguaje de quien,
al hablar, escoge sus palabras,
implica el cuerpo con los gestos
y varía el tono, el ritmo
y el volumen de la voz; y no repite
automatismos y fórmulas,
no pronuncia inmóvil y rígido
ni mantiene una expresión
monocorde. Le quiero preguntar a
Alfonso si tiene muchos colegas que compartan
su convicción de que en la terapia
hay que cuidar el lenguaje, eligiendo
cuidadosamente las palabras
en lugar de utilizar las fórmulas
hechas o la jerga gestáltica.
Si hay muchos que, como él, muestren
la misma conciencia de que al terapeuta
le conviene, como al traductor, seleccionar
en cada momento el vocablo y la expresión
más adecuada de entre el rico bagaje
de sinónimos y metáforas
que permite la lengua en que trabaje,
pues, cuando esta se empobrece, se empobrece
la experiencia, la comunicación
y la vida misma, empequeñeciendo
su comprensión.
Preguntas y comentarios quedarán
para una próxima conversación.
Ahora que ya ha escrito sobre dos de sus
etapas vitales, las de la terapia y la
traducción, le volveré a
insistir en que no demore mucho más
la redacción de sus recuerdos de
la etapa anterior, la de viajero. En la
tesina apenas hay referencias a los cinco
años que pasó viajando por
todo el mundo, que fue cuando se dio cuenta
de que los idiomas no se componían
de sonidos y palabras, sino, fundamentalmente,
de olores, sabores, colores, imágenes,
recuerdos, ritmo y música, pero,
sobre todo, de formas de vivir y afrontar,
nombrando, el mundo que nos rodea, que
no es otra cosa que la ampliación
e interpretación de nuestro mundo
interno.
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